Derechos humanos en México: un caso raro de arrepentimiento estatal

Derechos humanos en México: un caso raro de arrepentimiento estatal

Durante años Damián Gallardo Martínez fue inocentemente encarcelado y torturado. El Estado mexicano se ha disculpado oficialmente.

Un retrato de Damián Gallardo Martínez

Damián Gallardo Martínez pasó cinco años y siete meses en un penal de máxima seguridad Foto: Privada

OAXACA taz | Llegaron armados, encapuchados y sin orden judicial. En la madrugada, sin identificarse, los policías irrumpieron en la vivienda de Damián Gallardo Martínez, detuvieron al docente y se lo llevaron a un lugar no revelado. “Me retuvieron allí durante 30 horas y me torturaron mental y físicamente para culparme a mí mismo”, dice.

Gallardo pasó luego cinco años y siete meses en una prisión de máxima seguridad. La acusación: los indígenas del estado de Oaxaca, en el sur de México, presuntamente estuvieron involucrados en el secuestro de los hijos de dos contratistas.

Era el 18 de mayo de 2013. Exactamente diez años después de ese día, el gobierno mexicano se disculpó por los abusos a los derechos humanos que el estado había infligido a Gallardo y sus seres queridos. “Con toda convicción queremos presentar a Damián, su familia y su comunidad una disculpa honesta y sincera por las consecuencias de estas acciones del Estado Mexicano”, dijo Alejandro Enzinas, Secretario de Estado para los Derechos Humanos, en un acto en Oaxaca de Juárez el jueves.

Cerca de 200 personas participaron del evento en la capital del estado: amigos, sindicalistas, representantes de organizaciones de la sociedad civil y, por último, pero no menos importante, muchos habitantes de la comunidad indígena de Tlahuitoltepec, de donde es oriunda la familia.

«Una gota de verdad en un mar de mentiras»

Gallardo pudo escapar de prisión en diciembre de 2018, semanas después de que Andrés Manuel López Obrador asumiera como presidente de México. Desde la detención de Gallardo, familiares y activistas han luchado por su liberación.

Desde el principio, no hubo duda de que las acusaciones fueron fabricadas para criminalizar a Gallardo, quien está organizado dentro del sindicato de maestros Sección 22. La Sección 22 fue vista como la fuerza impulsora detrás de un levantamiento de grupos laborales, indígenas y de izquierda que paralizó la ciudad por más de seis meses en 2006. Además, la maestra, quien también habló en el taz-lab en abril, defiende la lucha por la autonomía indígena.

Después de que no fue posible un juicio justo en México, los partidarios de Gallardo acudieron a los tribunales internacionales. Instituciones de la ONU como el Grupo de Trabajo contra las Detenciones Arbitrarias, el Comité contra la Tortura, el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra y otras instituciones estuvieron de acuerdo con ellos. “El caso de Damián refleja el desafío estructural que enfrenta el Estado mexicano en el combate a la tortura”, dijo en el evento Alán García, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para México.

Mientras tanto, el secretario de Estado Encinas destacó los esfuerzos del presidente izquierdista López Obrador para defender los derechos humanos, a diferencia de sus predecesores neoliberales. Varios cientos de presos políticos han sido liberados desde que asumió el cargo.

Sin embargo, la tortura continúa. Según Amnistía Internacional, más de 14.000 personas han sido torturadas y tratadas de manera inhumana o degradante por parte de las fuerzas estatales desde 2018. Y pese a las críticas internacionales, López Obrador defiende un controvertido sistema de prisión preventiva que ha dejado injustamente entre rejas a decenas de personas.

Sin embargo, Yesica Sánchez de la organización Consorcio, quien acompañó a Gallardo en una pelea, habló de un “día histórico para Oaxaca”. De hecho, el gobierno rara vez se disculpa, como en el caso de 43 estudiantes secuestrados por policías y delincuentes en 2014.

Sánchez destacó que la disculpa tiene consecuencias para la familia, la comunidad indígena y los movimientos sociales. Gallardo recordó que los defensores de derechos humanos continúan siendo criminalizados y perseguidos. “Esta ceremonia es una pequeña gota de verdad en un mar de mentiras”, dijo.

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