Por qué se conoce al tapir de Baird como un 'fósil viviente'

Por qué se conoce al tapir de Baird como un 'fósil viviente'

La danta centroamericana, o danta centroamericana, conocida como danta entre el pueblo colombiano y tizimín Entre los mayas del sur de México, hay una criatura extraordinaria que parece desafiar el tiempo. Llamado así en honor al naturalista estadounidense Spencer Fullerton Baird (Tapirus bairdii), esta especie presenta un caso fascinante de estasis evolutiva.

Cuando se compara su estructura ósea con la de un tapir fósil del Eoceno, las similitudes son notables, lo que le valió el título de «fósil viviente». Esto sugiere que las condiciones ecológicas de su hábitat, incluidas las de los depredadores naturales, se han mantenido relativamente estables durante unos 35 millones de años.

El tapir forma parte del orden Perisodáctilos, que se distingue por un número impar de dedos. A diferencia de otros miembros, los tapires de Baird han conservado cuatro dedos en sus patas delanteras y tres en sus patas traseras, dejando una huella distintiva a su paso. Esta adaptación hace que cada dedo sea más ancho y fuerte, soportando eficazmente el peso del animal.

danta centroamericana (Tapirus bairdii) es la especie emblemática de la biorregión Costa Venezolana (NT23) ubicada en el subreino de Alta Sudamérica.

Características físicas y hábitat.

Con un peso de hasta 300 kilogramos (661,39 libras) y una longitud aproximada de 1,5 metros, la apariencia física de los tapires centroamericanos puede ser engañosa. Desde lejos, podría confundirse con el tapir llano, dado su pelaje corto y marrón similar. Sin embargo, la variante centroamericana carece de la melena y la cresta de su primo de las llanuras y tiene una piel gruesa y dura, especialmente en los cuartos traseros.

Una característica notable es su cabeza en forma de caballo con un hocico extendido o probóscide, que resulta increíblemente útil para nadar y detectar olores, alertando al tapir sobre depredadores o peligros. A pesar de su mala vista, su agudo olfato y oído les permiten percibir bien su entorno.

Reproducción y vida útil.

Los hábitos reproductivos del tapir centroamericano, particularmente en estado salvaje, siguen siendo enigmáticos. Las observaciones en cautiverio revelan un período de gestación de entre 390 y 400 días, con el nacimiento de una sola cría que pesa aproximadamente 10 kilogramos (22 libras). La cría, apodada «sandía» por su pelaje estampado y la forma de su cuerpo, rápidamente comienza a caminar y explorar con su madre poco después de nacer. Estas crías permanecen con sus madres hasta dos años y alcanzan la madurez entre los tres y cinco años, viviendo hasta veintidós años en estado salvaje.

Los tapires, criaturas principalmente solitarias, a veces forman asociaciones de reproducción sin evidencia de que los machos establezcan territorios exclusivos. Se comunican mediante señales visuales y auditivas, incluidos sonidos fuertes, para afirmar su dominio sobre el territorio, especialmente al anochecer y durante las actividades nocturnas.

Prefiriendo las selvas tropicales, los bosques nubosos y los pastizales inundados, el tapir de Baird es un excelente nadador. Esta habilidad probablemente contribuyó a su expansión por Centroamérica, desde el sureste de México hasta la biorregión del Darién en Colombia. A pesar de la continuidad histórica de su área de distribución, las amenazas modernas la han limitado a áreas protegidas y tierras comunitarias.

Esfuerzos y desafíos de conservación

A pesar de ser el mamífero terrestre más grande de Centroamérica, el tapir enfrenta numerosas amenazas de destrucción de su hábitat debido a la expansión agrícola y el desarrollo turístico. Las áreas protegidas de México, como Calakmul y Sian Ka'an, proporcionan santuarios cruciales. Sin embargo, estos también enfrentan los desafíos de la invasión humana. La participación de la comunidad en la conservación, principalmente a través de prácticas sostenibles como la agrosilvicultura, ofrece esperanza para el futuro del tapir.

La historia del tapir centroamericano es un conmovedor recordatorio de nuestra responsabilidad compartida de proteger a estas antiguas criaturas y sus hábitats. Al apoyar los esfuerzos de conservación y abogar por el desarrollo sostenible, podemos garantizar que este fósil viviente siga prosperando para las generaciones venideras.

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