Embajador de Brasil Andre Aranha Correa do Lago.
Foto: Times Now Digital
Era 1986, el año de Diego Maradona, el año en que Argentina ganó la Copa del Mundo por segunda vez y do Lago, ahora embajador de Brasil en Nueva Delhi, tuvo que ir a Casa Paco, el restaurante español de alta gama donde su embajador lo había invitado. Pelé. “Había una mesa grande y todos estaban tomando un café después de una auténtica comida local. Un mesero, que lo reconoció, se acercó a Pelé. ‘Señor, ¿puedo traerle otro café?’ «Sí», estuvo de acuerdo Pele. Había sido una gran cena y todos se estaban levantando. Fue entonces cuando Pele dijo: «¿Puedes esperar un poco? El camarero me trae otra taza de café. Quiero esperarlo’. ‘Aquí hay un hombre que Pelé nunca vería en su vida, un hombre que quería traerle una taza de café y Pelé lo complació’, recordó do Lago. Era la única forma de que el servidor español contactara con Pelé. Y Pelé lo entendió.
Como lo vio Lago, Pele no estaba precisamente interesado en otra taza, pero accedió a la petición de un hincha deslumbrado. «Fue un acto de extraordinaria bondad».
Según do Lago, quizás el mayor homenaje a Pelé lo rindió un argentino. “Cuando a César Menotti, el entrenador argentino, le preguntaron ‘¿Quién es el más grande de todos? ¿Maradona o (Lionel) Messi)?’ él respondió: «En absoluto. Es Pelé. Pelé dio ejemplo por la forma en que jugó y se comportó».
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